Artículo enviado por Ma. Guadalupe Ramírez Mendoza.

La mejora de la escuela nunca será posible a partir de la acción de 2 ó 3 maestros visionarios que trabajen arduamente para conseguir dicha mejora, sino que ésta será necesariamente producto de un trabajo conjunto de todos o casi todos los miembros de la comunidad escolar en torno a objetivos identificados como comunes. Lograr este trabajo comprometido de la mayor parte de los maestros supone hablar de una nueva cultura escolar que supere la cultura del aislamiento que tradicionalmente ha prevalecido en nuestras escuelas.

Cuando hablamos de trabajo colegiado, ¿cómo podemos formar un grupo, ahí donde no lo hay?, ¿qué beneficios obtiene el maestro, la escuela, con el trabajo colegiado?, ¿qué pasa con la autonomía del docente?, ¿los conflictos al interior de la escuela no van a crecer significativamente como resultado del trabajo colegiado?, ¿cómo garantizar la continuidad del equipo pese a las salidas y llegadas de nuevos maestros?, ¿cómo incorporar a los nuevos maestros sin tener que renegociarlo todo? A continuación, trataremos de dar respuesta general a estas preguntas.

Trabajar colegiadamente es en cierta forma un desafío para los maestros que durante años han estado acostumbrados a trabajar de forma individual, encerrados en los muros de su aula y que sólo ocasionalmente dialogan entre sí para ponerse de acuerdo en las tareas a realizar con motivo de actividades muy concretas y temporales como: la realización de un festival, para ayudarse con pequeños favores, como cambiar el horario de vigilancia a la hora del recreo o más comúnmente para comentar asuntos extraescolares. Pero el verdadero trabajo colegiado va más allá de estos pequeños acuerdos, implica que los miembros del colectivo escolar se comuniquen entre sí, discutan sus puntos de vista, sus saberes, sus creencias, de manera que puedan compartir en buena medida, concepciones, criterios sobre el trabajo en la escuela y la mejora del centro. Asimismo, que de manera colegiada, participen en la identificación de las necesidades de mejora profesional y del centro, que establezcan de manera democrática y en un plano de igualdad los propósitos, contenidos y estrategias para llevar a cabo su proyecto de formación e intervención. Siempre en función de la importancia y urgencia que ellos mismos les atribuyan a sus necesidades de perfeccionamiento y de mejora del centro.

Es decir el trabajo colegiado supone y crea una interdependencia fuerte entre los miembros del colectivo, una responsabilidad, un compromiso con el perfeccionamiento colectivo de los docentes y el mejoramiento del centro escolar, lo que exige disponibilidad para el trabajo de revisión y crítica. En una segunda entrega profundizaremos un poco más sobre las ventajas del trabajo colegiado.