¿Qué le pasó al lago de Texcoco?, 2

Artículo enviado por Martín Ramírez Gutiérrez.

A la llegada de los españoles, existían dos islas prominentes la de Tlatelolco y la de Tenochtitlan, que fue donde los mexicas construyeron su imperio. Esta última se conectaba con tierra firme por medio de calzadas. Además, para tener un control sobre las inundaciones se construyó una presa llamada en ese entonces el Albardón de los Indios, que controlaba la entrada y salida de agua que iba desde Azcapotzalco hasta el Cerro de la Estrella, dividiendo el lago en dos partes, un lago con agua salada y otro con agua dulce, lo cual demuestra el grado de conocimiento que tenían de sus recursos. Para abastecerse de agua potable contaban con dos acueductos, construidos de barro y estuco, uno proveniente de Chapultepec y el otro de Churubusco, desembocando en Tenochtitlan. Viéndolo de esta manera, una ciudad en medio de un lago, con chinampas, aire transparente y su alrededor lleno de árboles, no es difícil imaginar la tierra de ensueño que vieron los españoles cuando estaban en medio del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, lo que se corrobora en las narraciones de Bernal Díaz del Castillo.

El completo dominio que los mexicas tenían de sus recursos era transmitido de generación en generación, por lo que el acervo de sus conocimientos sobre el entorno fue creciendo cada vez más conforme el tiempo transcurría. Los españoles trajeron la viruela y el sarampión, enfermedades desconocidas hasta entonces en estos lugares y para las cuales la gente nativa no tenía defensas. Los españoles y los grupos indígenas aliados que soportaron las epidemias fueron ocupando cada vez más los terrenos de la gente nativa. Los invasores tanto españoles como indígenas, con estilos de vida diferentes, no tenían conocimiento sobre el manejo y la administración de los recursos que invadían, trayendo como consecuencia un deterioro de su medio ambiente. Al destruir el complejo hidráulico de calzadas y diques el deterioro fue aún mayor, lo que aceleró el azolvamiento del lago.

Para sostener el estilo de vida español fueron introducidos animales como vacas, borregos, caballos y cerdos. Para mantener a los animales, áreas alrededor del lago fueron taladas, lo que causaba la erosión del terreno. Además la posesión de un mayor número de tierras para la sociedad española simbolizada estatus social, por lo que los nuevos pobladores se apoderaban de la mayor cantidad de tierra posible, trayendo como consecuencia un cambio en el uso del suelo, de terrenos de agricultura a tierras de pastoreó y fincas. La población española empezó a requerir nuevos servicios, como sistemas de drenaje, o espacios para los desperdicios domésticos que en ese momento eran tirados en la calle. Para que los animales transitaran, los canales que anteriormente eran de agua fueron rellenados con tierra, provocando un estancamiento en la circulación del agua, en otras palabras, la antigua ciudad de México-Tenochtitlan se tuvo que adaptar a las necesidades de los españoles, y no al revés. Los templos de los mexicas se convirtieron en el material para que los españoles construyeran sus haciendas e iglesias, transformando la ciudad de México-Tenochtitlan en el Centro Histórico que conocemos actualmente.Los mexicas mantenían los cambios de flujo del agua por medio de diques con los que se controlaban los volúmenes del agua tanto en temporadas de lluvia como de sequía. El bloqueo de la circulación del agua provocaba inundaciones que, junto con los desperdicios domésticos sobre las calles desarrollaron enfermedades, mermando aún más el número de pobladores. Para evitar estos problemas se llevaron a cabo obras colosales, obras de desagüe, como el dique que se construyó desde San Antonio Abad hasta la calzada de Guadalupe. Sin embargo, no fue suficiente e inundaciones posteriores arrastraron obras como el canal de Huehuetoca, con una extensión de 15 km. Las epidemias continuaron por las inundaciones en el valle, e incluso hubo algunas que duraron de 2 a 3 años. Hubo revueltas sociales por falta de suministro de agua, por lo que se mando construir el acueducto de Belén y Salto del Agua, hasta que se pensó en la desecación del lago construyendo el canal de Guadalupe, conectando al río Tula con el lago de Texcoco.

Imagen de Branz2003

Al cambiar los sistemas de circulación del lago, sin conocimiento, los españoles produjeron un cambio para siempre en la fisonomía, no sólo del lago sino de todo el valle de México. Una secuela que persiste hasta nuestros días es lo que ocurre en el lago de Texcoco. El lago de Zumpango era el que aportaba la mayor cantidad de agua a Texcoco en época de lluvia, ya que éste se encuentra a mayor altura, unos cuatro metros aproximadamente. Por sus características geológicas, Zumpango también aportaba gran cantidad de minerales junto con el agua, que se depositaban cada vez más sobre los sedimentos de Texcoco. El suministro de agua se cortó por las obras de desagüe de los españoles. Esto provocó que al no tener aportes de agua la tasa de evaporación del lago de Texcoco aumentara hasta casi su completa desecación, concentrándose las sales en los sedimentos y formando una capa gruesa de tierra y sal, que se conoce como salitre. Al caer los rayos del sol sobre esta superficie salitrosa se provoca un efecto de espejo que aumenta la temperatura del aire a su alrededor. Este aumento de temperatura disminuye la densidad del aire y se desplaza hacia mayores alturas, ocupando su lugar aire más denso y frío, lo que cambia el clima de la región. Es un ejemplo de cómo las obras humanas pasan del nivel superficial al nivel atmosférico.

Imagen de Deyker E.

De esta manera es posible ver que cualquier actividad humana tiene un impacto sobre el ambiente. Es imposible seguir pensando que el ser humano es un ente aparte que no pertenece a la naturaleza. Para las civilizaciones de la antigüedad, desde las grandes montañas hasta un grano de arena eran sagrados, desde un gran lago hasta una gota de rocío, la frescura de los bosques, del agua y el zumbido de los insectos. Nosotros somos parte de la Tierra y la Tierra es parte de nosotros.

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