Hoteles

En el mundo existe un gran número de compañías hoteleras. Todos tienen diferentes niveles de comodidad que se cuentan con estrellas, lo máximo son cinco estrellas. En Estados Unidos, en un hotel de este tipo, la dinámica a la llegada está automatizada: uno se registra, piden la tarjeta de crédito, la deslizan y cualquier cobro al cuarto se carga automáticamente a la tarjeta. De hecho, al salir del hotel ya no hay que hacer el check out o el registro de salida, porque ni siquiera hay una llave que entregar. Todos estos hoteles funcionan con tarjetas no con llaves. Cuando uno se registra, te programan la tarjeta para el número de habitación. La cerradura tiene un lector de tarjetas, en vez de un orificio para llaves, por la que se desliza la tarjeta y listo.

Imagen de Hermann Traub

Los cuartos sencillos, es decir, para una persona, tienen camas muy amplias y además un concierto de almohadas y cojines que parecen excesivos en la práctica, tal vez sean útiles para recargarse para ver la tele pero para dormir con uno basta. Todas las televisiones tienen sistemas por cable, pero también cuentan con servicio de películas con cargo. Tienen los estrenos, las clásicas y también para adultos las que se pueden bloquear si se busca evitar que algún niño las vea. Los baños también tienen toallas para todo y en gran número, nunca se acaban, también tienen una serie de frasquitos que contienen champú, acondicionador, crema y jabón para el cuerpo, sin embargo, la calidad tampoco es sobresaliente en estos productos.

Imagen de Ming Dai

Todas las mañanas cuando sales del cuarto tienes el periódico del día a tu puerta y todos los hoteles cuentan con conexión a internet, algunos gratis y otros cobran alrededor de 10 dólares por el día. Estos hoteles, como normalmente hospedan a gente que va por unos días de trabajo, cuentan también con un espacio para hacer ejercicio, con aparatos para correr, hacer bicicleta y escalar. Eso sí, para que no sea tan tedioso el ejercicio hay una pantalla con programas de televisión. Ahí mismo, dentro del gimnasio, ofrecen agua y frutas para quien así lo desee y también cuentan con toallas para secarse el sudor. Pero eso sí, hay que ser huésped para poder acceder a este servicio ya que para entrar se requiere la tarjeta-llave.

El costo de una noche en estos hoteles varía entre 150 y 230 dólares, sin alimentos. Un desayuno bufé, por ejemplo, cuesta 18 dólares y tampoco es un menú muy amplio: huevos revueltos (una variedad sencilla), papas, tocino y salchichas; además hay hot cakes, panes dulces, fruta y cereal.

En México, la dinámica es prácticamente la misma salvo algunas pequeñas diferencias. En principio, en algunos hoteles la llave electrónica para entrar a la habitación también es necesaria para acceder al piso donde está el cuarto. Al entrar al elevador, para poder apretar el botón donde está la habitación, hay que insertar la llave en una ranura y sólo así puede uno acceder a su piso y sólo a ése, ya que no se permite ir a algún otro piso. Por otro lado, en México la salida del hotel sí debe hacerse en el mostrador ya que ahí se hace el recuento de gastos que se realizaron.

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