En la cruz de Andalucía, 1

Artículo enviado por Daniel Fabela

Las AVES o trenes rápidos

Tras 10 horas de vuelo desde la Ciudad de México, llegué a Madrid, donde estuve unos días comiendo boquerones (unos pescaditos en aceite) a unos 5 euros (1€=$21 más o menos)  la media ración (unas cinco piezas). Después seguí a Valencia, a dos horas y unos 50 euros por el tren rápido AVE (de Alta Velocidad Española).

Playa de Almería

Tres días después seguí en autobús, a Almería, donde llegué tras unas 8 horas, 18 euros e igual número de pueblos donde paramos. En Almería me quedé otros tres días para darme cuenta, en uno de ellos, de que las olas del Mediterráneo son frías para mis pies acapulqueños.

Finalmente —aunque sólo por unas horas— llegué a Granada, donde me recogió mi amigo Manolo, quien me invitó a pasar unos días en su casa de campo en medio de muchísimos olivares. Por el camino ubicamos a dos amigos mexicanos que habían alquilado un coche, y nos fuimos los cuatro casi a la punta del cerro donde estaba la casa de Manolo.

Iznájar y los olivares

Allí empezó la cruz, porque el centro de la cruz de Andalucía está —según lo que dijo Manolo y según mi cartografía—, en el pueblo de Iznájar, de donde había que recorrer unos cinco km hasta la casita de los olivares. Digo que era el centro de la cruz, porque a un promedio de hora y media por carreteras, a una velocidad máxima de 120 km/h, llegábamos a Córdoba hacia el norte, Málaga hacia el sur, Granada hacia el oriente y Sevilla hacia el occidente.

Presa en Iznájar

En Iznájar está el mayor embalse —o presa, como yo acostumbro decir— de Andalucía. El pueblo, como todo pueblo con alcurnia, tiene su cerro y su castillo encima, con subidas sólo para alpinistas que, afortunadamente, recorrimos en el coche de Manolo. Allí, por querer bajar solo, me perdí por primera vez. Afortunadamente me acompañaron unos rumanos que trabajaban de campesinos en la región (a €50 por 7 horas de trabajo; mientras que en su país apenas les pagan 10 por las mismas horas). A las 11 de la noche me encontraron Manolo y los otros dos.

Mi primer viaje desde el centro de la cruz fue a Córdoba, hacia la zona septentrional o norte, donde hay una iglesia gótica sobre la que los árabes construyeron una mezquita donde caben unas siete catedrales católicas (sin techo), de las cuales los cristianos construyeron sólo una, que se pierde entre los arcos y arcos y arcos musulmanes.

Arcos de una mezquita en Córdoba
Tapas de mariscos

El calor era tropical, pero seco, no como en Chiapas: llegó a unos 36 grados celsius. No me daban ganas ni de comer, lo cual fue una ganancia pues bajé varios kilos. Pero tuve que comer, por obligación, y le entré a los pescados y mariscos que abundan por estas tierras, a unos 12 euros por ración (o platillo). Eso sí: me tuve que acostumbrar a comer sin chilito, aunque siempre había limones de esos grandotes que sirven en rebanadas. Como era verano, el Sol nos acompañaba hasta pasadas las nueve de la noche, hora en la que regresamos al centro de la cruz, cuando apenas empezaba a ocultarse el Sol.

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