Los síntomas de la diabetes se resumen en las 4 P: poliuria, polidipsia, polifagia y pérdida de peso sin explicación alguna. La poliuria significa que se produce mucha orina. Esto ocurre cuando los niveles de glucosa en la sangre son mayores a 180 mg/dl. En ese nivel el riñón la empieza a tirar en la orina. Para hacerlo el riñón utiliza mucho agua, lo que provoca un aumento en la cantidad de orina.

La polidipsia consiste en tener mucha sed, la cual es provocada por la pérdida de líquidos en la orina, que causa deshidratación. La polifagia –o hambre considerable–se presenta porque las células no están obteniendo los nutrientes que necesitan: aunque hay mucha glucosa en la sangre no está entrado a las células, por lo que el organismo percibe que no hay nutrientes. Por último, la pérdida de peso se presenta porque el organismo, al no tener glucosa en las células, utiliza las grasas para formar la glucosa a partir de estas, proceso que es dañino a largo plazo.

El mayor problema con la diabetes son las complicaciones que tiene a consecuencia de los niveles elevados de glucosa. Las principales complicaciones son la vasculopatía y la neuropatía. En la vasculopatía los vasos sanguíneos se llenan de placas de ateroma (exceso de partículas). Esto provoca una mala circulación, produce problemas en el riñón, en la vista, en el corazón –puede provocar un infarto– y en el cerebro –puede ocasionar derrames e infartos. En la neuropatía se ven afectados los nervios periféricos. Esto hace que se presente un dolor muy fuerte que no se quita con analgésicos comunes. También puede disminuir la sensibilidad de los nervios, lo que ocasiona que el paciente no sienta cuando se lesiona.

El tratamiento de la diabetes está enfocado en la disminución de los niveles de glucosa sanguínea. Un procedimiento es la terapia farmacológica. Otro consiste en seguir una dieta baja en carbohidratos. Lo más importante es informar al paciente sobre su enfermedad. Debe saber que su padecimiento no se cura: sólo se controla. Por eso resulta muy importante que los pacientes se hagan revisiones frecuentes. En todo caso, lo mejor es la prevención de la diabetes. Para lograrlo es esencial llevar una dieta balanceada, hacer ejercicio y tener una vida sana.