Cuando yo era chiquito

Cuando yo era chiquito me gustaba ir con mi papá al campo, pero mi abuelito Ramón no me quería llevar y yo me quedaba llorando. Cuando pasaba mi abuelo Evito, me llevaba con él.

Así pasó un tiempo. Cuando crecí un poco más, me enseñó a sembrar y cuando ya podía sembrar bien entonces sí me llevaba mi papá y mi abuelito Ramón con ellos, para que le ayudara a Juan a sembrar, pero como todavía estaba muy chico una vez que iba sembrando a la mitad del surco me dormí, me caí y tiré la semilla. Cuando llegó mi abuelo Ramón le dio mucha risa al ver que yo estaba tirado en el surco dormido, me despertó y luego se puso a juntar la semilla. Mientras tanto, unas señoras que estaban lavando en la corriente de agua que pasaba cerca de ahí, también me vieron caer y también les dio mucha risa.

Después en otra ocasión andábamos sembrando cerquita del camino donde pasaban los camiones. En esa hora pasó el camión que recoge la leche. Iban unos señores arriba del camión. Al verme que andaba sembrando le dijeron al chofer que se parara un poco para verme que andaba sembrando, porque era gracia la que hacía.

Así pasó la temporada de siembra, y después que dio la cosecha nos íbamos a cortar frijol muy temprano y me entumí hasta que lloré, y ahí me estaba cobijando con la chamarra de mi papá hasta que calentara un poquito el sol. Entonces me ponía a ayudarle a mi papá. Y unas personas que pasaban por donde teníamos la parcela, decían que no era posible que tan chiquito yo cortara frijol, tumbando rastrojo. Y así pasó el tiempo. Yo le sigo ayudando a mi papá cuando no tengo clases. Cuando hay clases me voy a la escuela para aprender, porque mis papás dicen que para progresar hay que estudiar.

J. C. C. M., niño de 10 años, cursaba el 4º de primaria en Granja de Ojuelos, Jalisco, cuando escribió este texto.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *