Algunos consejos para disfrutar la lectura

Para todos aquellos que deseen comenzar a adquirir el hábito de la lectura, y para todos los que ya lo tienen pero desean mejorar sus aptitudes, aquí van algunos consejos que recibí de mi profesor de la universidad. Añado otros recursos que yo mismo he ido recopilando en mis años como lector.

Primero debemos pensar en lo que vamos leer. Muchas veces renunciamos a la lectura porque el texto que escogimos no llena nuestras expectativas. Debemos estar claros acerca de lo que queremos encontrar en el libro: si lo vamos a leer por placer, si es para aprender algo nuevo o para conocer un tema del que no sabemos suficiente, si es para capacitarnos, en fin… A partir de eso tomaremos la decisión de comprarlo, pedirlo prestado a un amigo o intentar obtenerlo de una biblioteca. Quizá encontremos libros que sólo queremos leer una vez, pero seguramente habrá otros que disfrutaremos releer y nos gustará tenerlos en casa.

De acuerdo a mi forma de ver las cosas, si se trata de comenzar a adquirir el hábito de la lectura, es mejor leer por placer y buscar un tema con el que nos identifiquemos. Si el contenido del texto hace referencia a situaciones, lugares o personajes que resultan familiares, seguramente nos atrapará con mayor facilidad y les aseguro que las páginas correrán como agua en una cascada. Para encontrar el libro adecuado, deberemos visitar la biblioteca o la librería y buscar en la sección apropiada –casi todos estos lugares ordenan sus libros por temas, lo que facilita la búsqueda. Estando ahí, recorramos los títulos. Si alguno llama nuestra atención hay que examinar los comentarios de la contraportada o las solapas, revisar el índice, hojear el prólogo y, sin falta, leer algunas líneas o párrafos del texto. Así tendremos una idea mucho más clara de su contenido y podremos tomar una mejor decisión.

Imagen de Sofía López Olalde

Una vez que el libro está en nuestras manos, es hora de comenzar a planear la lectura. Hay quienes pueden leer en cualquier parte, sin que el entorno los afecte. Yo aconsejo que, para comenzar, lo mejor es buscar un lugar tranquilo, sin mucho ruido ni situaciones que provoquen interrupciones continuas: de esta forma propiciaremos la concentración. Puede ser difícil aislarse, pero no es imposible hacernos con un espacio adecuado. También es muy importante proponernos un tiempo determinado de lectura. Quizá, para empezar, media hora al día será conveniente. Conforme la lectura nos atrape podremos ir aumentando este lapso, sin llegar al punto del cansancio. A propósito, debemos contar con una buena iluminación, para no dañarnos la vista. La luz debe ser tal que nos permita leer sin problemas, pero que no provoque que el fondo claro de la página deslumbre. Un detalle más: cada vez que encontremos una palabra que no conozcamos, es indispensable consultar el diccionario y averiguar su significado: esto irá enriqueciendo nuestro léxico, mientras que la lectura nos permitirá mejorar nuestra capacidad de expresión.

Fomentemos en los más jóvenes –hijos, familiares, amigos, alumnos– el gusto por la lectura. Así lograremos que amplíen su capacidad para imaginar.

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