A pesar de que el semáforo fue inventado mucho antes, en 1868, basado en los sistemas de señales para los ferrocarriles, no fue hasta 1920 que se utilizó la luz amarilla como un tercer aviso del aparato. Surgió por la necesidad de establecer una pausa entre la luz verde y la roja que evitara los accidentes que ocurrían cuando los conductores no alcanzaban a frenar en el cambio repentino de las luces. La luz amarilla avisa que el semáforo se prepara a cambiar a verde en la otra dirección y por lo tanto el tiempo que dura prendida es una medida de precaución para que los que están muy cerca del cruce no choquen con el tránsito que circulará en la otra dirección. La luz amarilla avisa del pronto cambio y permite que el conductor frene con anticipación ante la luz roja para su camino y la luz verde para los vehículos en la otra ruta. Por eso la luz amarilla significa “Frenar, próximo cambio a luz roja”.
Conducir con precaución implica respetar y conocer las señales de tránsito. Debemos recordar que cuando el semáforo pone la luz roja es porque cambia a verde para los otros automovilistas. La próxima vez que veas una luz amarilla recuerda frenar por tu seguridad y la de los demás conductores.
¿Qué pasa cuando tú vas transitando y la luz esté verde y al entrar a intersección cambia a amarilla?
Hola Miguel, cuando te encuentras atravesando la intersección y la luz cambia, debes continuar tu viaje. Para evitar esta situación en algunos lugares también parpadea la luz verde para avisar que cambiará a amarilla y después a roja.