Me gustaría ser

Cuando sea grande me gustaría ser maestra para enseñar a los niños, enseñarles las letras y cuentas como las sumas, las restas; también para enseñarles a saludar la bandera que le hacemos homenaje cada lunes.
A mí me gusta jugar a la escuelita en mi casa. Yo soy la maestra y mis hermanos son los alumnos. A veces mi hermano más chiquito quiere ser el maestro, pero si él es el maestro yo me enojo y no juego. Como yo nomás soy mujer, les digo que yo soy la maestra y los voy a acusar con el director, que es mi papá. Mi papá regaña a mis hermanos y entonces ellos me dicen: “Como la maestra se fue a acusar, ahora menos la vamos a obedecer”.

Un día, como a mí me gusta ser la maestra en mi casa, también quise ser maestra en mi salón. Mis alumnos eran mis compañeros. Me paré enfrente de todos y les empecé a decir que yo iba a ser la maestra, que me obedecieran, que hicieran cuentas y se las puse en el pizarrón. Pero unos chamacos eran muy groseros y me hicieron mucha burla. Decían: “La maestra no sabe”.

Cuando me fui a sentar a mi lugar, me fijé que había chicle en mi banca, y que me siento, y después me quería yo parar y no pude, porque estaba pegado mi vestido con el chicle. Empecé a llorar porque mi mamá me iba a regañar.

Me gustaría ser siempre maestra, por eso voy a estudiar mucho, para que cuando sea más grande yo sea maestra de a de veras, aunque me peguen en chicle a la silla, pero no creo, porque ya voy a ser grande y ellos chiquitos.

N. V. C., niña de 9 años, cursaba el 3º de primaria en Tlatlahuequitepec, Tlaxcala, cuando escribió este texto.

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